“Y ahora, ya que se han purificado mediante su obediencia a la verdad, para amar sinceramente a sus hermanos, ámense los unos a los otros de todo corazón.”
“Que la belleza de ustedes no sea la externa, más bien, que sea la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu humilde y apacible.”